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Los eternos emergentes

Los eternos emergentes

Lucía Morán Giracca

Antigua Guatemala, 11 11 2020





Cuando hablamos de artistas emergentes nos referimos a artistas explorando nuevas maneras de crear, usualmente jóvenes que incursionan en el mundo del arte y que, por la calidad o la particularidad de su trabajo, ocupan un espacio en la escena artística de una región determinada. En un medio artístico “sano” un grupo de artistas emergentes ocupa este espacio por un tiempo determinado y luego pasa a formar parte de la escena de artistas reconocidos o deja a un lado su producción artística quedando simplemente como parte de una generación que tuvo cierto aporte en la historia visual de una sociedad y así, en vez de emerger, se sumergen en el olvido. Ahora bien… ¿cuánto tiempo tarda un artista en emerger? ¿Por cuánto tiempo se puede ser “artista emergente”?


En el caso de Guatemala, en la década de 1990, después de la firma de la paz, destacó un grupo de “artistas emergentes”. La generación de los “artistas de la postguerra” un grupo de artistas que decidimos crear y recuperar los espacios de creación. Espacios como “Octubre Azul”, “Tripiarte”, “Colloquia” o el certamen “Jóvenes Creadores” del desaparecido Bancafé, funcionaron como plataformas para descubrir los nuevos talentos y dar a conocer el trabajo de una nueva generación inquieta con voz propia y poderosa. Estamos hablando de 20 años atrás, ¡dos décadas! y por increíble que pueda parecer a este mismo grupo de artistas se les sigue llamando “artistas emergentes”. Es un mar muy profundo, ya que, veinte años después, seguimos emergiendo.


Hace poco me invitaron a una exposición colectiva titulada “Emergentes”. Me sorprendió que me invitarán cuando soy una artista con 20 años de trayectoria y al revisar quienes eran los otros artistas invitados, descubrí que en su mayoría eran artistas de mi generación. Todos llevaban entre 18 y 30 años creando y a todos les parecía perfectamente normal que se les siguiera llamando “artistas emergentes”. Esto me alarmó y fue entonces cuando entendí la condena estática del medio cultural en Guatemala. Aquí los grandes nombres siguen siendo los artistas que ocuparon la escena de los años cincuentas a los ochentas… hombres en su mayoría. Puedo entender que la obra de estos “clasicos” del arte guatemalteco siga siendo tan cotizada, lo que me preocupa es la rigidez en cuanto a abrir nuevos espacios en la apreciación colectiva del arte guatemalteco. Este síntoma de oposición al cambio, las pocas “plazas” o espacios que parece haber en el imaginario colectivo para artistas reconocidos en nuestro medio, la poca flexibilidad en cuanto a las nuevas ideas, a las nuevas formas de crear, esto es un retrato del mercado conservador del arte en Guatemala, y porque no decirlo, de la sociedad guatemalteca en general.


Sin duda para salir de esta etapa “emergente” y ocupar los espacios de artistas reconocidos y consolidados en Guatemala, y en cualquier país, hacen falta plataformas de apoyo para la creación, becas, fondos de fomento, espacios de debate, estrategias para la creación de nuevos públicos, públicos formados con criterio. Hace falta un públcio que decida apostar por los nuevos creadores como aporte a una economía vital que permita abrir nuevos espacios para estos nuevos artistas. Espero que siempre tengamos artistas emergentes y espero también que con el paso de los años y con la constancia y la calidad de su trabajo puedan ocupar espacios sólidos en el medio artístico.

Aunque los artistas de mi generación sigamos sintiéndonos jóvenes (estamos ya en los cuarentas…con la expectativa de vida en Guatemala hemos ya superado la mitad de nuestra vida), aunque sigamos creando con el entusiasmo y la frescura de hace 20 años, merecemos un espacio reconocido en la escena cultural de Guatemala o como mínimo dejar de llamarnos “emergentes”.

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