“Terreno develado” es el título de la exposición que alberga el Salón Principal de nuestra galería.
Juan Ramón Meza, joven artista, se une al ciclo de exposiciones del año 2019 presentando una sorprendente y maravillosa colección, tan llena de simbolismo como de intrincados detalles.
Uno de los aspectos que más ha capturado la atención del público es justamente la destreza en el dibujo que a lo extenso del formato pequeño, es capaz de plasmar una infinidad de mundos, ricos en formas, figuras, texturas y toda clase de elementos metafísicos.
La descripción de la naturaleza, la vida vegetal y animal, son la base en la que se fundamenta el diálogo del artista. Se vale de ellos para desarrollar su pensamiento, desplegando composiciones intrincadas a veces y de armónica simplicidad en otras.
A detalle, recuerda la diestra mano de los grabadores europeos antiguos que, armados de buril, realizaban un sin número de trazos precisos en dimensiones milimétricas hasta obtener texturas y volúmenes de sorprendente detalle.
Previamente el artista ha utilizado un cuaderno de apuntes en el que desarrolla una tentativa sin permitir que esto se convierta en un proceso demasiado racional, ya que eso significaría un sesgo en su libertad de experimentación y del disfrute propio; el artista va integrando evolutivamente, cada una de las figuras y las interrelaciona dentro de la composición, y deja margen a que aparezcan en la siguiente, dándole su propia independencia sin perder un espacio asociativo simbólico.
Terreno develado es justamente un proceso en el que se devela el pensamiento del artista, su motivación y su cosmovisión. Los elementos figurativos no aparecen al azar y al contrario, son una conexión que nos trasladan de una obra hacia otra, creando un guion lógico de lectura comprensible. Esto motiva al observador para que también él realice su lectura, y de forma quizá inconsciente, también devele su pensamiento en el ejercicio de observación de las piezas de Juan Ramón. En esa circunstancia, el sujeto que observa participa activamente en la obra, volviéndose parte del fenómeno comunicacional del arte.
Su principal contenido es la observación del pasado, el presente y el futuro. La capacidad de observar lo que nos rodea y los aspectos de la conexión del mundo espiritual y el natural, sugerido así mediante la clara aparición del hombre en medio de la naturaleza, un tema recurrente en cada pieza de la colección.
Son obras de arte completas, que cumplen con una estética y argumento apegados a la intención del artista. No son cuestiones decorativas, ni mucho menos exhaustivas reflexiones abstractas, son una perfecta unión entre la calidad académica y la expresión del espíritu del creador.
Dicho logro es loable y surge de una disciplinada práctica de las artes, que requieren una entrega total, un trabajo dedicado, tiempo consagrado a la labor y un talento nato.
Fotografía: Selvin García.