El Salón Principal alberga la más reciente exposición del escultor guatemalteco David Halfon, quien reside actualmente en Francia. No ha sido la distancia una impedimenta para que sus obras (de diversos mármoles de Europa), crucen el océano para revelarnos las inquietudes del escultor.
Nos habla en su obra, sobre su proceso creativo cien por ciento espontaneo. Su oficio académico le dota de las herramientas necesarias para dejar fluir sus intenciones proyectadas en la piedra.
Es un autor que se deja sorprender por la imaginación sobre los materiales, que se deja llevar por el azar que aparece en el taller. Una piedra quebrada o que algunos canteros hayan desechado, es materia propicia para crear a partir de los accidentes sufridos.
La muestra revela piezas de diversos formatos, que siendo móviles en algunos casos, permite al espectador participar en un juego dinámico que fluye con la posibilidad de adaptar la piedra a diversas perspectivas.
No hay temor por parte del artista en tomar un mármol con líneas sugerentes creadas por la naturaleza, ni por la textura o color propio de la pieza. Dichas bondades son de mayor estímulo al unirse a las composiciones creadas. Sí se ha ejecutado una tinta o boceto previo, pero únicamente como guía, provocada por la reflexión de un artista que tiene su estudio en un bosque, en un espacio lleno de sensaciones insufladas por la naturaleza. Una guía que puede cambiar y transformarse en algo diferente gracias al accionar libre de las manos del artista, una acción tan cambiante como el entorno que le rodea. Esa exposición a los elementos parece influir directamente sobre el artista, y lo revela así su obra, tan llena de movimiento y un claroscuro más acentuado, ahora, gracias a la iluminación dispuesta en la sala, dándole casi un aspecto teatral.
Es en definitiva, una muestra escultórica que propone una búsqueda propia, guiada únicamente por la puesta en escena de las intenciones del escultor.
Fotografía: Selvin García.