Hace muchos años que La Antigua debería ser peatonal. Las razones no son un mero capricho, ni un castigo para los sibaritas, como algunos sugieren en redes sociales. La ciudad en realidad es una urbe histórica, parte del Patrimonio de la Humanidad por sus pobladores, constitución arquitectónica, tradiciones, gastronomía, en fin.
La misión de Unesco gira en torno a catalogar, preservar y dar a conocer sitios de importancia cultural o naturales excepcionales para la herencia común de la humanidad. La Antigua fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la entidad citada en 1979 debido a que contiene vestigios vivos de la cultura desarrollada entre los siglos XVI y XVIII que han sido conservados en un número significativo. Habría que agregar, hoy en peligro.
No es un parque de atracciones, un centro comercial o un turicentro.
A lo anotado se suma la planificación urbana de la ciudad, que data de 1543, y que es uno de los ejemplos más destacados de América. A lo apuntado se suma los rescates de espacios para usos culturales. También es importante el extremado sistema de seguridad que ha saneado a la metrópoli de ladrones y otro tipo de ilícitos.
Es cierto que el proceso de volverla peatonal debe contemplar una serie de estrategias. Maniobras que sin lugar a duda causarán malestar temporal en diferentes sectores económicos que, a su vez y en gran medida, son los protagonistas del descalabro visual de la otrora capital del reino.
¿Cómo puedo decir esta barbaridad? Muy sencillo, la calle del arco cada vez se parece más a la 18 calle en los albores del terremoto de 1976. Pisos de cerámica han sustituido a los de cemento colado o los de barro cocido. Las ventanas de las casas se han convertido en vitrinas o puertas de dudoso gusto y sigamos sumando. Aunque hay que mencionar que hay decenas de comercios que se apegan al estilo original buscando un equilibrio.
La vibración constante producida por el peso de los vehículos de cuatro ruedas, la contaminación auditiva, aunada al infinito flujo de motos y las hordas de personas que ensucian la ciudad, es una constante. Los visitantes que creen que ellos sí pueden romper las reglas estacionándose en dobles filas, manejar en contra de la vía o bloquear intersecciones mientras se orientan si va al Norte, al Poniente o al Sur necesitan un alto inmediato. Para muchos vecinos es difícil salir o entrar a sus casas, ya que los portones están bloqueados constantemente.
La Antigua Guatemala no es un parque de atracciones y mucho menos un centro comercial o de diversiones. En ese sentido, creo que hay mucha gente muy confundida. Esta comunidad tiene una enorme responsabilidad con la ciudad, sus vecinos y su futuro. Desde años, repito, debió haberse vuelto peatonal como ya existen varias ciudades en Europa y América. En estas, los turistas y los visitantes locales vuelan pata para poderlas disfrutar.
Algunos negocios tendrán que reinventarse… eso es seguro.
GUILLERMO MONSANTO
Foto cortesía: Guillermo Monsanto
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