Por: Ana Lucía Mendizábal Ruiz / elPeriódico Publicado 16-04-23
Hace 35 años, Luis Humberto Escobar y Guillermo Monsanto trabajaban en una empresa. Ambos tenían deseos de independizarse, así que buscaron intereses en común y descubrieron que era el arte lo que a ambos les apasionaba. Así nació la idea de crear una galería en la que, además de arte moderno, se exhibieran y vendieran antigüedades.
Precisamente de ese concepto surgió el nombre de El Attico, porque hacía referencia al espacio en el que se guardan objetos que al ser reencontrados adquieren valor. Luego de la primera exposición se dieron cuenta que los compradores se inclinaban más por lo moderno y eso determinó el enfoque posterior del espacio cultural. Además, según Monsanto, ellos mismos quisieron quedarse con la mayoría de piezas antiguas.
Un arranque positivo
Monsanto indica que desde sus inicios la galería fue exitosa. “El Attico se sostuvo desde el principio. Desde el primer mes pagó su renta, secretaria, guardián y cubrió nuestros sueldos”, detalla. “Nos habían dicho que íbamos a durar tres meses pero tuvimos una buena visión, sabíamos lo que queríamos y le teníamos el amor que hay que tenerle a lo que estábamos haciendo”, añade.
Pero, además de las voces desalentadoras, los jóvenes de entonces 28 y 25 años contaron pronto con el apoyo y la confianza de grandes nombres del arte nacional. Entre los primeros artistas que les confiaron sus obras estuvieron Dagoberto Vásquez Castañeda y Ana María Maldonado. “Nos dieron un espaldarazo muy grande, creyeron en nosotros, a la primera”, afirman los galeristas.
Luego, llegaron otros reconocidos artistas como Elmar René Rojas, Manolo Gallardo, Ana María de Rademman y José Luis Álvarez, además de Walter Peter Koller,Walter Peter Brenner y Olga Arriola de Geng. Monsanto y Escobar recuerdan a César Izquierdo como un padrino porque “se acercó para apoyarnos y nos dio muy buenos consejos que seguimos al pie de la letra”, añaden.
El crecimiento y la fortaleza
Escobar considera que el día a día de su proyecto ha sido positivo, sin embargo, también hubo días más difíciles que otros. Algunos de estos se dieron, por ejemplo, cuando Jorge Serrano Elías intentó dar un Golpe de Estado. “Desestabilizó mucho no solo la política sino la economía”, recuerda el galerista.
Esa y otras situaciones, lejos de debilitar al equipo del centro cultural, lo fortalecieron. “Uno de los puntos cruciales era sobrevivir a ese tipo de situaciones muy complicadas porque el ánimo del creador y del coleccionista no era muy favorable. Luchar y superar esas etapas nos hicieron crear un temple para seguir adelante. Y si en los momentos difíciles logramos salir adelante, los momentos más fáciles se irían sobre ruedas”, recuerda Escobar.
La diversificación
El trabajo no solo de organización de exposiciones sino también de investigación de El Attico comenzó a trascender y pronto salió de su sede. En una publicación de su blog alojado en su página oficial, Guillermo Monsanto anotó en 2020: “No sé a ciencia cierta en qué momento dejamos de ser una galería de arte para convertirnos en un centro cultural y una alianza estratégica efectiva de instituciones”.
En ese escrito, Monsanto destaca los trabajos que se han realizado con organizaciones como Juannio, la Subasta Rotaria, el Instituto Guatemalteco Americano, la Fundación Paiz, el Museo Hotel Casa Santo Domingo, la Fundación G&T Continental, la Fundación Rozas-Botrán, Asociación Artista del Año, Banco de Guatemala, la Asociación de Museos de Guatemala, ICOM y varias universidades.
Exposiciones emblemáticas
Del trabajo realizado a través de exposiciones, Monsanto recuerda especialmente algunas que han trascendido con especial fuerza y se convirtieron en parte de la historia. “La gran retrospectiva que se hizo de Francisco Tún en el Museo de Arte Moderno en 1996 fue un enorme referente. Estuvo acompañada de nuestro primer libro”, cuenta.
En 2000, el Attico publicó Datos dispersos de la plástica guatemalteca. Este es, según Monsanto, un estudio que abarca de 1892 a 1998. Luego se publicó 100 años de la plástica guatemalteca . También se han realizado publicaciones antológicas de artistas como Ramón Ávila, Dagoberto Vásquez, Guillermo Grajeda Mena y está a punto de salir a la luz la dedicada a Carmen L. Pettersen.
Otras muestras que destaca Escobar son las que se han realizado con fines didácticos como la que se realizó con la temática de Jesús en el arte guatemalteco y la del desnudo.
Cambios y evolución
Tanto los movimientos artísticos internacionales que han permeado en las formas de expresión de los artistas guatemaltecos, como los gustos del público se han transformado a lo largo de estos 35 años. El Attico ha ido acogiendo, asimilando y respondiendo a estas corrientes como un espacio libre para la expresión.
Escobar recuerda que al principio el público guatemalteco no aceptaba ni trabajos realizados en blanco y negro, ni tampoco gustaba de piezas seriadas que son comunes cuando se trata de fotografías o grabados. “Romper ese esquema y que comprendieran que es tan buena una obra como la otra y que son únicas aunque tengan un número de edición fue una tarea de varios años”, añade.
En cuanto a las transformaciones artísticas que se han dado, Monsanto asegura: “Nosotros vamos fluyendo en esa evolución”. Recuerda que se presentaron proyectos como Espiral, que fue una serie de instalaciones. También estuvoMargarita Azurdia en un par de ocasiones y presentó performances dentro de la galería.
“Nos hemos considerado un espacio abierto a las posibilidades. Lo único que no hemos aceptado es que entren a destrozar obra dentro de la galería porque sí creemos que el objeto artístico merece un respeto, a partir de los propios derechos de autor”, enfatiza Monsanto.
Proyección digital
A principios de 2020, Guillermo y Luis habían tomado la decisión de migrar hacia el formato digital. “Nos dimos cuenta de un detalle muy particular. Enviábamos invitaciones a visitantes y coleccionistas. Muchas veces nos decían ‘no voy a estar para esa fecha o no puedo llegar por el trabajo’”, cuenta Escobar. A la par de esas razones, también les llegaba la solicitud de enviar fotografías de las obras o un pequeño catálogo.
Poco a poco se percataron de la necesidad de concentrarse en realizar este tipo de materiales y difundirlos a través de las medios digitales. La decisión ya estaba tomada y para abril de ese 2020 se tenía prevista una exposición con la que se celebraría el 32 aniversario y la despedida a la sede de la zona 14. Sin embargo, los planes cambiaron cuando en marzo se dio el cierre de actividades presenciales debido al covid-19.
A partir de entonces, la galería se transformó en digital y las muestras presenciales se organizan en espacios de sus aliados, entre los que se encuentran, según señala Monsanto, el Instituto Guatemalteco Americano (IGA), Fundación Nacional para las
Bellas Artes y la Cultura (Funba) y la Universidad del Istmo (Unis), entre otras. En su momento Monsanto escribió para describir este cambio “no nos estamos despidiendo, solamente evolucionamos hacia nuevos derroteros”.
Para conocer acerca de los servicios académicos, de asesoría, de investigación, valuación y artísticos que ofrece El Attico se puede consultar www.galeriaelattico.com
Próximas actividades
El 26 de abril, a las 18:00 horas en el Museo Ixchel del Traje Indígena (6a calle final zona 10, campus de la Universidad Francisco Marroquín), se entregará el libro ‘Carmen L. Pettersen. Vida, obra y pasión’.
El 27 de abril a las 10:00 horas, en el Museo Ixchel, se realizará la mesa redonda Legado de Carmen L. Pettersen, en la que participarán Rosina Cazali, Guillermo Monsanto, David Ordóñez y Juan Carlos Calderón.
El 4 de mayo, a las 19:00 horas, se inaugurará la exposición conmemorativa de los 35 años de El Attico en el Museo Ixchel del Traje Indígena.
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