Vivimos rodeados de arte. Cada día nos vemos expuestos a música en la radio o fotografías en redes sociales, que son formas de expresiones artísticas. En un mundo en el que el arte se encuentra en todas partes, es difícil de entender por qué los sistemas educativos no le dan un papel más importante en la formación de los niños. Se subestima el poder que tiene a la hora de formar seres humanos preparados en todo sentido para afrontar la vida.
Herbert Read (1982, p. 89), por ejemplo, es uno de los autores más influyentes en lo que respecta a la importancia del arte dentro de la educación. Él reitera lo siguiente:
(...) el lugar al que aspiro para el arte en el sistema educacional es de vastos alcances. (...) el arte, ampliamente concebido, debería ser la base fundamental de la educación. Pues ninguna otra materia puede dar al niño no solo la conciencia en la cual se hallan correlacionados y unificados imagen y concepto, sensación y pensamiento, sino también al mismo tiempo, un conocimiento instintivo de las leyes del universo y un hábito o comportamiento en armonía con la naturaleza.
Su visión del arte en la educación es sumamente interesante porque no se limita a resaltar los beneficios evidentes, como la creatividad, sino que va más allá. De su argumento rescato principalmente el punto final, ya que hacer una obra implica conocer lo que el ser humano considera como hermoso, armónico y atractivo a la vista. Esto refleja no solo un profundo entendimiento del arte, la estructura, los colores o las letras, sino de las personas al poder determinar lo que considerarán como lo suficientemente increíble como para que su ejecución sea digna de admiración.
Por otro lado, Elliot Eisner (1995, p. 10) toma otra perspectiva para justificar el uso del arte en la educación.
¿Qué funciones realiza el arte? Las obras de arte sirven para criticar a la sociedad en la cual han sido creadas y presentar así ante nuestra atención metáforas visuales a través de las cuales se transmitieron ciertos valores. A menudo, la obra de arte presenta ante nuestros sentidos un conjunto de valores, positivos o negativos; la obra elogia o condena, pero comenta el mundo y nos hace sentir algo frente al objeto que representa, a condición de que hayamos aprendido a “leer su mensaje”. En definitiva, el artista funciona frecuentemente como un crítico social y como un visionario. Su obra permite que aquellos de nosotros que poseemos menor capacidad de percepción aprendamos a ver lo que permanecía oculto; habiendo visto lo oculto a través del arte, conseguimos hacernos mejores.
Personalmente, coincido mucho con la visión de Eisner. Considero que el arte siempre es un reflejo del contexto en el que fue creado y nos puede decir mucho acerca de la sociedad de la época. De esa forma, su valor no se limita a mejorar las habilidades del alumnado, sino que tiene la capacidad de enseñarnos acerca del mundo y nuestra realidad desde diferentes puntos de vista, al ser también un reflejo de las distintas ideologías de los artistas.
Dependiendo de la persona a la que se le pregunte, puede darte una razón completamente diferente acerca de las ventajas o desventajas de enseñar acerca del arte en la educación. Aún así, los exhorto a leer más autores que hablen del tema y crear su propia opinión. Las diferentes formas de arte tienen un valor particular en el desarrollo cognitivo de los niños, por lo que no hay que subestimar su poder a la hora de formar personas integrales.
Fuentes de referencia:
Eisner, E. W. (1995). Educar la visión artística. Barcelona: Paidós.
Read, H. (1982). Educación por el arte. Barcelona: Paidós Ibérica.
Comments